Let us die young or let us live forever we don't have the power but we never say never

Love

miércoles, 28 de enero de 2015

Mi pequeña incondicional.

Cuando nadie, tú. En las malas, tú. En las buenas, tú. En las buenísimas, tú
Es por esos momentos en los que no veo nada, ni siquiera un gris entre lo negro, y tras un tiempo forzando los ojos, miro a ese rinconcito, tu rinconcito. Ese que te has ganado, poco a poco, y y que es (y será) tuyo. Ese que nunca abandonas. Ese en el que se te puede encontrar sea la hora que sea, el día que sea. Bien de pie o sentada, más o menos alegre, pero siempre ahí. Para que nos entendamos, eres como ese 24 horas, que de verdad nunca cierra, y salva la noche a un grupo de quinceañeros que se han quedado sin Malibú. A veces me sorprende, saberte ahí, quieta, dispuesta a cualquier cosa, incondicional. Son muchos los momentos en los que me paro y agradezco todo aquello que me ha pasado, y que ha conseguido que hoy estés ahí, tan sincera, tan hermana, tan especial. Me gustaría conocer la forma de agradecer todo lo que eres, pero creo que es algo que se sale de lo posible y alcanzable así que, lo dejaré en prometerte mil cachimbas, y renovar la promesa cuando llevemos 999 gastadas. Y, siendo un poco egoísta, déjame pedirte que esto sea así para siempre, que no abandones nunca tu rinconcito, que lo tengo hecho a tu medida y sería una gran putada que se quedara vacío. 



Tú prométeme sólo eso, que de que no tengamos que borrar ninguna foto juntas, ya me encargo yo.


Te quiero.