Respirar con normalidad cada vez es más sencillo, tú ya no eres mi droga, puedo decir que me he desenganchado al único vicio que me estaba destruyendo poco a poco.
Ya no eres el dueño de mi ilusión, admítelo. Ya no tengo nada que perder, y eso me alegra, siento que las cosas han cambiado y ahora mi felicidad no depende de tu estado de animo.
Y sí! Para que negarlo, tú eres el culpable de la mayoría de las cosas que han pasado o están pasando, fuiste la gota que colmo mi vaso, pero decidí no ahogarme, nadé, salí y aquí estoy.
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